lunes, 12 de diciembre de 2016

Qué le pasa al mundo

Te despiertas como cualquier día por la mañana de la cama y notas algo distinto en el ambiente. Un olor claramente distinto al somnoliento y que va creciendo a cada instante. Las sábanas y mantas te atan cual circunstancia y esencia, sin dejarte vivir la vida de los vivos que no quieren quedarse dormidos. Una vez ganada la batalla, diríamos que nuestra persona ejemplar cogería el periódico diario como tradicionalmente se hacía y, de hecho, me gustaría que fuese así, pero ahora nuestro camarada alcanzaría su teléfono móvil y le echaría un ojo a las noticias vía Internet.


En ese momento es cuando te tienes que hacer una pregunta: ¿Qué está sucediendo en el mundo? Porque está claro que está pasando algo. Se palpa en el ambiente y se siente dentro de uno mismo, que las cosas, tal y como las conocíamos, ya no son para nada lo mismo que antes.
Hasta el ermitaño más perdido en la cueva más profunda de la Tierra se estaría dando cuenta de lo que está ocurriendo en este momento en el globo.
Unos comicios electorales a lo largo del mundo que no están dejando lugar a dudas: la ciudadanía está modificando su forma de pensar.
Y no solo comicios, sino consultas populares o incluso constitucionales. Sin ir más lejos, hace menos de una semana, Mateo Renzi dimitía como primer ministro del país italiano tras rechazarse vía referéndum su apuesta por, según él, “acabar con la inestabilidad política en Italia”.
Esto es un suceso más que se ha unido al triunfo del “Brexit” en Reino Unido, y a un momento de auge de representación parlamentaria de partidos declarados oficialmente anti-comerciantes y anti-globalización.

No entraré en la moral, ni en la derecha, que si la izquierda, o que si la austeridad o el gasto masivo público. No voy a dirigirme tampoco a cosas, tanto dogmáticas como no, ya muy vistas y repetidas por cada uno de los periodistas que existen en este país.
Voy a tratar causas y consecuencias que, desde un humilde punto de vista, veo importante recalcar y meditar sobre el por qué hemos llegado hasta aquí. El por qué se está llegando a un rechazo absoluto del comercio, la globalización y la socialdemocracia, en una buena parte de los países desarrollados.
Esa es una, se está dando el factor común de que todos los Estados que están conteniendo crisis internas son países altamente industrializados y muy entrados en una economía de masas del consumo. La pregunta es: ¿por qué?
Quizás, y solo quizás, porque, cuando alguien tiene unas expectativas sobre un objetivo y, por fin, después de tanto tiempo, alcanza este, y ve que no se han cumplido las dichas, entra en lo que yo llamo el “shock platónico”.

Supongo que conoceréis a Platón, ¿verdad? Este hombre era como el pardillo de la clase de Sócrates. Tuvo que cogerle todos los apuntes sin rechistar y, para colmo, lo intentaron desterrar varias veces, incluso una casi lo logran vender como esclavo.
Pues sí, Platón también fue aquel filósofo que determinó la teoría de una visión dualista del mundo, donde teníamos por un lado el físico, y por otro el mental (aunque también conocido como el de las ideas o el inteligible). Platón tenía clara una cosa, que las ideas no cambian y lo físico sí, la mente es lo que permanece y los objetos se acabarán destruyendo y consumiendo, tanto como por el paso del tiempo, como de la vida.
Así, el que no se cumplan unas expectativas al alcanzar un objetivo, es una demostración de una teoría. Tu mente no se adapta a la realidad, porque es libre, mientras que tu cuerpo se ajustaba a ella automáticamente. Es decir, pensabas que todo iba a seguir como en tu mente, sin haber tenido en cuenta que la física está sujeta a unas limitaciones muy estrictas, ya que dependen de un entorno infinitamente inmenso.

Pongamos un ejemplo fácil: adelgazar. Cuando uno tiene sobrepeso y pretende perder unos kilos, es normal que como motivación para seguir adelante se imagine logrando el peso ideal que desea, pero no solo eso.
Además, se piensa que, de repente, se va a volver una belleza, y que podrá coquetear con tantas personas como desee.
Al final del proceso, nuestro amigo o nuestra amiga alcanza dicho peso ideal, pero ocurre una cosa: ¡se ve igual de feo/a que antes! Claro, porque estabas perdiendo peso, y no haciéndote la cirugía estética. Así pues, su mente viajó libre sin tener para nada en cuenta las restricciones que tiene su físico y su cuerpo, por lo que la reacción cuando una expectativa (mental), choca con la realidad (material) deja a la víctima en un estado de confusión, depresión y transtorno obsesivo y compulsivo.

Pues exactamente les ha pasado a la gente perteneciente a los países desarrollados que empiezan a estar en contra de la globalización: han adelgazado, pero siguen sin verse guapos.
Es decir, se ha industrializado el país, se han mejorado las condiciones de vida, el bienestar, el desarrollo y la alimentación, pero sigue habiendo pobreza, hambre, crimen y tristeza.


Y sí, la población está teniendo un “shock platónico”, si lo queréis ver desde mi propio punto de vista, y es cuando la desesperación ataca a la racionalidad y comienza la batalla: se comienzan a oír gritos en contra de los inmigrantes, a favor de los aranceles, en contra de la producción extranjera, en contra de las importaciones, y a favor del odio al vecino.

Creemos que volviendo al pasado, se recuperará el pasado. Y, si fuese así, el hecho de haber llegado al presente y tener que volver de nuevo al pasado, hará que este sea uno completamente distinto al anterior, ya que conoceríamos su futuro y lo intentaríamos cambiar de la forma más ciega posible.

Es un shock social, político y económico, ya que, no solo abarca los resultados de expansión productiva, ni densidad demográfica, ni de ni siquiera instituciones o derechos.
El conjunto empieza por la demografía. La población está en una etapa de reversión, ya que vamos a pasar de una ciudadanía con mayoría de gente joven, a una sociedad totalmente envejecida, repercutida por la bajísima natalidad (recordemos que estamos hablando de los países desarrollados) y un incremento astronómico por parte de la investigación sanitaria, lo que provoca que nuestra esperanza de vida se vaya alargando cada vez más y nos mantengamos mejor.

¿Esto que provoca? Mayor conservaduría en el pensamiento poblacional. Ojo, no estoy aquí para juzgar. Ni siquiera soy uno de aquellos que se autoproclaman defensores de la moral, ya que esta es subjetiva y está sujetada a raíces socioculturales e históricas de la propia ciudadanía.
¿Es moral que se prohíba practicar la poligamia? Algunos responderán que sí, y otros que no y, seguramente, el noventa por ciento que responda lo hará desde su visión dogmática y poco argumentativa.
Tras esto, aclarar que el pensamiento conservador es palpablemente popular en encerrarse comercialmente y practicar una autarquía.
Con esto no solamente nos referimos al aspecto económico, sino a los movimientos migratorios, y estos, son los que, queramos o no, marcan la moral de un país y su respeto hacia el prójimo o el vecino.
Económicamente, causa que se vuelvan a plantear y reformar dichos aspectos del Estado relacionados con personas mayores de edad y jubilados. Así pues, es el problema que están teniendo España y Francia con sus sistemas de pensiones, que dependen de la cantidad de personas que haya en el mercado laboral. Y, básicamente, lo que ocurre que es que cada vez encontramos menos población activa y más jubilada. Recordemos que, en España, la partida del mayor gasto social son las pensiones.


Pero aún así, yo creo que la razón de este modelo económico empieza a colapsar. Es como cuando un niño se cansa de jugar con su juguete favorito, y crece y prefiere la videoconsola.
Es lo que deberíamos hacer: innovar, crear y buscar formas que nos conduzcan a mejores formas de crecimiento tal y como se conocía en las décadas anteriores.
No se trata de incrementar lo que ya teníamos, sino de buscar algo distinto, ser pioneros y marcar objetivos dentro de un entorno de genialidad.
Se nos acabaron las formas de incentivar el consumo, que, se consumieron sus cenizas con la creación de las tarjetas de crédito en los noventa, y que han dejado en jaque a una globalización en expansión que sigue sin satisfacer a las necesidades de las población de los estados comerciantes.

¿Cuál es la consecuencia? La gran consecuencia del anti-desarrollo es la ignorancia. El hecho de quedarse en una situación negativa y depresiva, que produce estrés tan solo de pensarla, provoca que la gente pierda el interés en seguir descubriendo y avanzando hacia un intelecto mayor. En otras palabras, la gente no le ve el sentido a la vida, y parece como que se quieren quitar del medio y seguir viviendo en paz y armonía.
Dicen que la felicidad es un estado de ignorancia absoluto, y es cuando surgen opciones políticas y pensamientos ideológicos que proponen ideas fáciles, rápidas, accesibles, simples y ,a priori, eficaces para lo que quieren lograr.
La parte mala es que se pueden estar basando en falacias y en pensamientos en contra de la ética, o que simplemente se están aprovechando de tu desconocimiento para intentar acceder a un poder inestable.

Es cuando la idiotez toma el bando y las riendas, y todo parece que va fenomenal, que vamos a salir de esta, pero luego resulta que no cumplieron nada de lo que prometieron, y que se aprovecharon de nuestra confianza puesta en su persona y de nuestra mente tan inepta, para atrincherarse en una cámara de representación política cual garrapata infectada sobrevive solamente con su cabeza agarrada a la piel al borde del abismo.

Es en este punto cuando te das cuenta de lo importante que es la historia, y por ello estudiarla. Dicen que el que no conoce su historia, está condenado a repetirla.
Aún así, estoy convencido de que, por mucho que aprenda de ella se seguirá retornando al principio, ya que soy el profesor de la clase y el resto de la población son los alumnos amnésicos que pretenden aprobar estudiando el día antes del examen. Pero ese día, se darán cuenta, de que ya será demasiado tarde.






No hay comentarios:

Publicar un comentario