jueves, 20 de septiembre de 2018

Como Apolo y Dafne

De la entrada del cielo a las puertas del infierno,
Del aullido del lobo a las catacumbas del averno,
De los restos del Nautilos al centro del universo,
Del inmenso beso a descansar entre tus labios.

Seco y árido como el desierto de Mahoma.
Húmedo y salado como el Atlántico.
Gaseoso como los géiseres de Islandia,
Líquido como la sangre que germina de tus manos.

Fue una aventura como la de Verne,
viviendo en julio, muriendo en diciembre.
Fue una locura como Apolo y Dafne,
mas mi amor no es menos loco ni por donde muere ni por donde nace.

Una cruz tengo que poner a este corazón,
por amar tanto con la locura de mi pasión.
Dicen que es mejor querer con el alma que con el cuerpo,
ya que la rosa que devora mi alma nunca se marchitará ante su dueño.

Volvieron siempre las perdices, diciendo que nos las comamos, para ser felices.
Pero sólo nos necesitamos al otro, para darnos cuenta de que los cuentos existen.
Puede que tú seas Cleopatra, y yo Julio César.
Puede que seamos como Romeo y Julieta.
Puede que nos guste el riesgo e ignoremos la incertidumbre.
Puede que odiemos los "hasta nunca", pero nunca los "para siempre".

Del tridente de Neptuno a la mano que empuña la espada de Marte.
Del primer jeroglífico al último comando computado.
De la noria de Londres a la Gran Muralla. Del Taj Mahal al Stonehenge.
Del uso de las manos hasta el descubrimiento del fuego.

Pasó tanto tiempo, y pasaron tantos hechos,
que me es difícil recordar cuánto sufrimiento.
Cuántas vidas se perdieron por el camino,
Cuántos llantos silenciados, y gritos sordos, callados.

Aunque me atrevería a decir, con el pecho firme, la mirada elevada, y la barbilla bien erguida,
Que no es más hombre el que más lucha, sino el que más ama.
Por ello te brindo las líneas de mis versos, mis mejores momentos, mis nacimientos.
Para decirte que te amo, sin remordimientos, como Da Vinci amando al conocimiento.