domingo, 29 de noviembre de 2015

Que aprendan


Donde quedan las entrañas permaneció el problema, digno de alterar el orden que tenemos en la actualidad de una sociedad pútrida.

Que asco dan esos musulmanes, que tratan a las mujeres como esclavas del hombre.
Repugnancia hacia aquellos que no disfrutan de la democracia, porque es un sistema perfecto.
Que aprendan de la Católica, porque pone iguales tanto a unos como a otras.
Se están matando todo el rato, son unos bárbaros que solo quieren implantar una dictadura sangrienta hundida en las profundidades de un imperio totalitarista.

Qué miedo, el pensar que pueden venir aquí y reclamar sus derechos.


Al otro lado del Mediterráneo, encontramos a personas como Mohamed, que no se atreve a decir su nacionalidad, porque quiere guardar su identidad, y, por qué no, su dignidad.

Él es un niño, tan sólo quiere disfrutar de la vida, y por ello se fue con sus padres hasta Europa, con el objetivo de poder mantener un nivel decente de subsistencia. Pero, al llegar a las fronteras, estas estaban cerradas. Sí, el continente más democrático del mundo, teme que algún día se le acabe la diversión de poder conservar su gran hipocresía.

Y ahora hablamos con este chaval en su lugar de origen, aunque ahora él se sienta que ha muerto y lo han mandado al infierno. Su existencia ya no existe.

-¿Qué crees que ha causado todo lo que está pasando en tu país?

-No creo que haya habido solamente una sola causa que haya alborotado a un continente entero.
Pero sí te puedo decir cómo vivíamos antes, me lo contó mi padre. Anteriormente todos nos respetábamos, la palabra "Islam" (que significa "paz") cobraba vida. No teníamos problemas, incluso los paisajes que existían eran preciosos, con una riqueza en el follaje que sorprendía incluso al que llevaba aquí toda una vida.
Así se llegó, cuando, de repente, sin previo aviso, establecieron límites del país sin ningún sentido. Nos encarcelaron como a animales, y, para colmo, resulta que nuestra economía no la controlábamos ya nosotros, sino personas que venían más allá de los bordes del mar, ciudadanos civilizados que nos enseñaron la paz mostrándonos un arma.

-Y, ¿hace cuánto que ocurrió eso?

-Desde tiempos inmemoriales, seguramente hace más de un siglo. Se dice que los demócratas vinieron a estas tierras desconocidas, e implantaron dictaduras controladas para favorecer su política exterior hacia estos territorios.

-Por último, ¿qué fue lo peor, según tu opinión, que se hizo?

-¿Lo peor? Todo fue lo peor, nada cambió en menor grado, todo nuestro país se desplomó y se hundió en cenizas que ahora ni se encuentran.
Nunca entendí cómo pudieron realizar semejantes límites a nuestros países, le pusieron fronteras a la cultura, y a ahora dicen que los queremos matar. No queremos asesinar a nadie, queremos recuperar nuestra esencia, porque estamos perdidos en el ciclo de la vida.
Y es cierto que unos son unas bestias que no tienen con nadie ninguna modestia, pero no les han faltado razones para hacer esas locuras, creo que peor ha sido lo que hicieron esos civilizados en estas tierras. Y, cuando aún pienso que me hallo sin mis padres, la esperanza noto que me falta, y veo como ando sin rumbo y sin ilusión por un camino lleno de minas.


Y eso fueron las experiencias de una persona. Una persona que ha sido tratada peor que un animal. Una persona, ficticia, pero que quizás no es tan irreal como la realidad que nos cuenta los medios de comunicación. Aquí faltan perspectivas y sobran generalizaciones.
El mundo está peor desde que impusieron fronteras a la cultura y a los valores.

No se pueden comparar civilizaciones si no es teniendo en cuenta, objetividades como la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y, siento deciros, que España, solo España, no cumple muchos de ellos, como la igualdad ante la ley, incumplida porque tenemos una persona en nuestro Estado que es omnipotente: el rey.
Pero a ellos les falta uno de los más importantes, que, sin él, no serían nada: el derecho a la vida. Porque estas personas no viven, solo mueren, por culpa de intereses de los que ni siquiera conocen.

Por aun así, que aprendan de nuestra cultura, que es perfecta, y muy democrática, al menos, en nuestras tierras.




sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Qué ves?


-Entonces, ¿qué opinas?

-¿Qué opino sobre qué?

-Sobre todo- me dijo.

-No opino nada. No lo sé. Es una estupidez, pero me siento como si no pudiera conocer nunca.
Parece que todo se mueve mientras sigo intentando ver qué pasó antes de que todo empezara a moverse.
Es una impotencia tremenda, el pensar que nunca podrás saberlo todo acerca del mundo que te rodea.

-Entonces, mira a tu alrededor, ¿qué ves?- me preguntó.

Y yo tan sólo veía a personas que carecen de confianza, que no son egoístas, sino, simplemente, bestias. No observaba antes con claridad, pero ahora me doy cuenta de que estoy rodeado de inútiles con complejos, donde es más importante vestir elegante que pensar en qué somos.

La realidad es tan simple como la ves, pero para verla hay que elaborar un pensamiento. No hace falta coger cifras, ni leerse un libro, tan solo comunicarse: escuchar al prójimo y a uno mismo.

¿Cuántos me habrán dicho ya que quieren a alguien que les entienda? Realmente, ni ellos mismos saben qué quieren, o al menos eso parece.

¿Cuántos se quejan de la pobreza pero no hacen nada para solucionarla?

¿Cuántos pacifistas hay que luego insultan a la más mínima?

Yo no veo nada que me devuelva la esperanza, pero sigo luchando, aunque parezca estúpido.
Para mí la confianza es algo básico para una sociedad. Quien no confía es porque no quiere, y no porque no puede.  
Hay miles de personas en el mundo, pero sí, dejaros guiar por la experiencia de conocer a una que no mereció la pena. Me dejan mudo.

-Pues, realmente, veo a mucha gente que carece de mente.

-¿Tú te encuentras entre ellas?

-Puede que sí, o puede que no- le dije.

-Aclárate.

-Es cierto que no podemos ser todos los días, a todas horas, cien por cien racionales, pero yo lo intento. Pienso cuando puedo y no cuando quiero, me hago preguntas, y la vida, para mí, es un gran interrogante lleno de dudas.

-Cumples con tu labor.

-¿La labor de qué?- pregunté mirando al suelo.

-Del ser humano, recuperar tu esencia.

-¿Es que algún día la perdimos?

-La perdemos cuando nacemos, y la recuperamos cuando pensamos. Cuando a luz nos dan, nos encontramos sin ninguna idea. Cuando crecemos, vamos adquiriendo conocimiento. Y, cuando morimos, tenemos que sentir que va a haber un hueco grande en la humanidad, porque se fue un grande que razonar nos hizo.
Tan sólo hay que estar atento, fijarte en más allá de lo que ves y derrumbar al que filosofar no quiso.
Todo va en cuestión cómo vayas progresando. No hace falta estar estresado, sino, simplemente, ser constante. Algún día te darás cuenta de cómo una tortuga ganó a una liebre, porque de la constancia se vive, mientras que de la velocidad se muere.








lunes, 23 de noviembre de 2015

¿De qué nos sirve?

¿Es útil el acoso acaso? Algo tan malo, nadie se lo merece, ni siquiera, el propio diablo.


Ahí va el mismo de siempre, dispuesto a mancharse las manos de sangre.
Se encuentra dispuesto a ponerse los guantes, y en cuanto ve a su víctima, la atrapa, la agarra, la destroza, y disfruta de su acción de forma consciente.
Son unos profesionales, están acostumbrados a ver tales imágenes. Su padre no le quiere, le maltrata. Su madre mira para otro lado, mientras el otro le machaca. 
Han sido educados para eso, es premeditado y se encuentran determinados.
No les pagan, pero como si lo hicieran.
Seguramente, alguna que otra vez, habrán mirado si pueden estudiar esto, pero en una carrera. Y ya saben que eso no existe, al igual que la razón eterna. Todos somos cuerdos hasta que nos dejan de dar cuerda.


Su presa, no se encuentra tan dispuesta a colaborar, por eso le dan estímulos para que se convierta en un mártir más.
Solo quiere estar solo, pero ellos no piensan, no pueden ni quieren intentarlo, ya que disfrutan apasionadamente de ver como se retuerce mientras no puede defenderse.
Le da vergüenza asumirlo, lo mantiene en secreto, como el mapa de un tesoro.
Todos preguntan qué le pasa, se interesan demasiado, salvo, la madre, que piensa en compras, y el padre, en su trabajo. Se preocupan, quieren ver por qué su hijo saca peores notas, porque, lo que sienta, da igual. Lo único que importa es si puede estudiar y convertirse en otro desgraciado sin ninguna felicidad que llevarse a la boca.

Porque, de la felicidad se come, y estos niños se están muriendo de hambre.


Se ven todos los días, como uno en un espejo, quién lo diría, que ves más a tus enemigos que a tus compañías. Pero él no tiene amigos, por eso lo escogieron, porque una presa sabe mejor cuando en la vida se halla indefensa y sin nadie que la proteja.


Los días avanzan, pero para él no. Todo es constante. Los insultos y puños avanzan proporcionalmente. Nadie sabe dónde acabará todo. Pero nuestro compañero no puede mirar a su futuro, se lo han arrebatado. Solo presente, ya que nada es eterno, ni si quiera la paliza que le dan en el recreo.
¿Dónde están esos profesores que algunos tienen como dioses?
Unos te defendían como si fueras su hijo. Otros pasaban, ya que no les gustaban los niños.


Si se lo digo, podrían pararlo, pero, ¿cómo lo evitarían? No pueden cambiarme de instituto porque no hay pruebas todavía. Todo iría a peor, sabrían que lo he dicho, y pagaría por ello. Tengo miedo, el aire resopla mientras el tiempo y la vida juegan conmigo.
Me tendré que enfrentar a ellos, aunque sea solo, pero ya lo hicieron otros y salieron victoriosos.
Es en la salida, cuando los veo con sus andares de chulería. Empiezo a pegarles.
Salgo perdiendo sí, pero conseguí lo que quería. 
Me llevaron a un reformatorio, por fin podía estar solo. Era feliz. Era libre. Me sentía como un pájaro entre las nubes.
Fue una lástima, que allí me encontrara con otros, que no solo me pegaban, sino que me violaban.


A lo que me llevó: ¿qué fácil habría sido todo si en la sociedad hubiera un poco más de comunicación?
Todos conocemos a alguien que sufrió acoso escolar, por eso esto se lo dedico a los más valientes que aguantaron hasta que no pudieron más. Porque esto fue una historia, una que pudo ser real.

Aunque, ¿y si el escritor las hubiera vivido pero le da miedo contarlas?

¿De qué nos sirve? Ahora ya no es uno quién llora, sino el mundo entero. La educación de los padres ha creado monstruos insalvables.


viernes, 20 de noviembre de 2015

Violencia, ignorancia, repugnancia.

Bajo la cavidad del ser humano se encuentra su fallo. Una especie que podría tener una perfecta inteligencia, pero que ve como se queda en el intento por usar la violencia.
Violencia, todo acto de pensamiento, palabra, omisión u obra, es ignorancia, repugnancia. Provoca el asco más espeluznante entre los mejores diablos y ángeles.

La crueldad no se mide, solo se juzga. ¿Eres pacifista, o tan solo un animal que se desahoga empleando la fuerza con tanta entrega que al final piensa menos que una piedra?
No es una virtud ni un defecto, únicamente carencia de ética al completo.
El mero hecho de desprender rabia y odio a quién no quería meterse en ningún lío.
Furia como la que desata el racismo, la homofobia o el machismo.

Unos pretenden dar lecciones de humildad, otros prefieren ignorar la realidad.
Somos medio violentos medio listos, no hay problema en reconocerlo. Dame una ecuación matemática, la resuelvo, luego iré a pegar tiros al Congreso, para más tarde, robarle la cartera al que paga sus impuestos.

De nuevo a sacar dinero del banco, el mismo que financia la industria de armas y deja a las dictaduras bien armadas. No hay bandos, tan solo intereses, intereses del préstamo y el que hay hacia los jueces.

Después, llegaré a casa, con las manos ya de sangre manchadas, diciéndole a mi esposa por qué no hizo la cena, y pegarle por no obedecer al líder de su manada.

Periódicos, noticias, refugiados buscando casas, en sus países ya quedaron destrozadas. Aquí ese moro que no venga, que me quita el trabajo de mi empresa inglesa. Nos lo van a arrebatar todo, incluso los productos que importamos desde China o Indonesia. No hay nada cien por cien nacional, hasta el pensamiento racista se da a escala mundial. No hay nada que celebrar, tan solo los ascensos en el curro que supone la invasión de un país con bombardeos.
Lo llamaban Primavera Árabe, querían rebeliones. Deseaban conseguir petróleo, pero se han dado cuenta de que han creado un monstruo.

Ahora a ver la tele, un poco de fútbol, a insultar al negro que no corre, pero, que cuando marca, es el mejor del mundo.

Toca irse a dormir, a soñar mientras otros no pueden vivir. Antes, dar un beso a mis hijos, a uno de ellos, al menos, porque el otro es homosexual y no quiero besar a ese que de la vida no me hace disfrutar. Aun recuerdo cuando me dijo que le gustaban los hombres, pensé, "qué desgraciado va a ser de mayor este pobre". Su hermana es mucho mejor, va a llegar virgen al matrimonio, qué santa, demasiada pureza para tanta mugre en la vida de una familia de mierda.

A la cama, a ver como mi esposa me da la espalda. Dice que le duele la cabeza. Pero insisto y la violo con arte, como el cura pedófilo que predica amor en la parroquia de mi calle.

Al día siguiente me levantaré y veré como el mundo sigue igual, igual de pacífico que desigual, donde la pobreza y la violencia son una pareja bailando un vals.

Dicho está, vivimos en un sitio perfecto, pero no viajamos a África, porque nos dan miedo, sobre todo, los negros.

Yo, en cambio, temo a la ignorancia. Me hace llorar, ya que, gracias a ella, pasan cosas como estas.






miércoles, 18 de noviembre de 2015

Primera apariencia en escena


Lo siento, no hay presentaciones, ¿para qué daros un nombre si ni siquiera yo se quién soy?
Ya me conoceréis, aunque nunca del todo, porque de la infinidad de pensamientos que tengo en la cabeza, aquí pongo solo una pequeña pieza. Quizás nunca sepamos quiénes somos, mas si a dónde queremos llegar. Por lo tanto, somos nuestros objetivos planificados a largo plazo y sin miedo a realizar. Nunca somos presente, siempre futuro. Nos estamos moviendo y jamás estamos quietos.


Comienzo un nuevo camino, abierto para que todos me vean, para que todos sientan lo que escribo.
Pero - siempre hay uno, siempre los hay - no tengo la intención de ganar a nadie, ni la ambición de ser alguien. Tan sólo deseo desahogarme, purificarme con opiniones, discutir entre perspectivas de diferentes vidas.
Y así, no pretendo que esto se convierta en una web más donde una persona critique, sin pararse a pensar.
Incluso, tampoco quiero dejarme la piel pensando, cuestiones filosóficas, para que mis lectores no sepan de qué estoy hablando. No propongo hacer valoraciones inequívocas, no más de un puñado de ideas que demuestren como, el saber, a la idiotez, pone en jaque.
Muchos me verán como un oráculo. Otros, como un susto en la cara de estúpidos.
Unos me llamarán loco, mientras que los demás dirán que no les importo.
He venido, para demostraros de que existo.
He llegado para debatir del conocimiento.
Y no serviría de nada que cada cual lo leyera sin preguntarse si llevo razón, si bien obro, o si lo hago de corazón.
Criticarme, demostradme que soy palpable.
Derrotemos a la ignorancia, bombardeemos con libros y con magia.
Escribamos lo impensable, hagamos de una hoja en blanco una obra de arte.
Entre el conjunto de la población, hagamos oración y recemos por un dios que sea justo, que convierta a la humanidad en algo intelectual y más prefecto.
Camino hacia la utopía, así se llamará. Hagamos de la escritura una filosofía.
Primera apariencia en escena, sin esquemas, rompiendo temas y obrando una muerte violenta hacia la ignorancia que repudia la estupidez humana.

Quiero que todos participen, que formemos un vínculo. Un círculo tan grande que destruya esta sociedad de puro circo que es un ridículo.