domingo, 23 de julio de 2017

No son escuchados

Una vida perdida, una bala menos, encasillada, con su propia balística.
Una vida menos, una mirada que no volverá a brillar, una voz que no volverá a resonar.
Una vida que pasa a muerte, en un segundo, pero lentamente, lamentándose por no haber tenido demasiada suerte.
Una vida que se aleja, que no regresa, que ya no piensa, más que en otra cosa que no sea en dejar de respirar. En dejar de estar y ya está, en abandonar. En no luchar.

Ese suspiro que no vuelve. Esa piel que ya no reluce como antes. Ese latido sórdido. Esa sonrisa que se quedará seria e indiferente. Aquel llanto que ahora es silencio. Aquellas sombras que ahora no se mueven.