sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Qué ves?


-Entonces, ¿qué opinas?

-¿Qué opino sobre qué?

-Sobre todo- me dijo.

-No opino nada. No lo sé. Es una estupidez, pero me siento como si no pudiera conocer nunca.
Parece que todo se mueve mientras sigo intentando ver qué pasó antes de que todo empezara a moverse.
Es una impotencia tremenda, el pensar que nunca podrás saberlo todo acerca del mundo que te rodea.

-Entonces, mira a tu alrededor, ¿qué ves?- me preguntó.

Y yo tan sólo veía a personas que carecen de confianza, que no son egoístas, sino, simplemente, bestias. No observaba antes con claridad, pero ahora me doy cuenta de que estoy rodeado de inútiles con complejos, donde es más importante vestir elegante que pensar en qué somos.

La realidad es tan simple como la ves, pero para verla hay que elaborar un pensamiento. No hace falta coger cifras, ni leerse un libro, tan solo comunicarse: escuchar al prójimo y a uno mismo.

¿Cuántos me habrán dicho ya que quieren a alguien que les entienda? Realmente, ni ellos mismos saben qué quieren, o al menos eso parece.

¿Cuántos se quejan de la pobreza pero no hacen nada para solucionarla?

¿Cuántos pacifistas hay que luego insultan a la más mínima?

Yo no veo nada que me devuelva la esperanza, pero sigo luchando, aunque parezca estúpido.
Para mí la confianza es algo básico para una sociedad. Quien no confía es porque no quiere, y no porque no puede.  
Hay miles de personas en el mundo, pero sí, dejaros guiar por la experiencia de conocer a una que no mereció la pena. Me dejan mudo.

-Pues, realmente, veo a mucha gente que carece de mente.

-¿Tú te encuentras entre ellas?

-Puede que sí, o puede que no- le dije.

-Aclárate.

-Es cierto que no podemos ser todos los días, a todas horas, cien por cien racionales, pero yo lo intento. Pienso cuando puedo y no cuando quiero, me hago preguntas, y la vida, para mí, es un gran interrogante lleno de dudas.

-Cumples con tu labor.

-¿La labor de qué?- pregunté mirando al suelo.

-Del ser humano, recuperar tu esencia.

-¿Es que algún día la perdimos?

-La perdemos cuando nacemos, y la recuperamos cuando pensamos. Cuando a luz nos dan, nos encontramos sin ninguna idea. Cuando crecemos, vamos adquiriendo conocimiento. Y, cuando morimos, tenemos que sentir que va a haber un hueco grande en la humanidad, porque se fue un grande que razonar nos hizo.
Tan sólo hay que estar atento, fijarte en más allá de lo que ves y derrumbar al que filosofar no quiso.
Todo va en cuestión cómo vayas progresando. No hace falta estar estresado, sino, simplemente, ser constante. Algún día te darás cuenta de cómo una tortuga ganó a una liebre, porque de la constancia se vive, mientras que de la velocidad se muere.








No hay comentarios:

Publicar un comentario