sábado, 12 de marzo de 2016

No se de qué va todo esto

Soy de esas personas que tienen mucha creatividad, y pocas ganas al mismo tiempo. Mucha pereza, y mucha inteligencia. Es la inercia que hace que siga moviéndome en lineas redondeadas, para seguir escribiendo en algo más que no sean letras sin sentido en unas páginas. Si pudiera escoger la frase de mi lápida, sería: "Aquí no hay nada que ver. Aquí, hay mucho que leer".
Soy de esas personas que, si pudieran volver a empezar de nuevo, poder reiniciar el mundo hasta los confines del origen del universo, lo haría sin pensarlo. Lo haría, pensando que no está en un planeta igualitario. Lo haría, porque le gusta rectificar. Lo haría porque soy sabio.

Muchos puede que os preguntéis qué observo a mi puro alrededor acerca de temas como la discriminación, acerca de poder ver, cómo es que existen seres que creen ser superiores a la gente o, incluso, a los animales (de estos últimos tenemos mucho que aprender).
Estos seres tienen la certeza, y no les importa si es cierta, de que mirar con ego es una cosa maravillosa, algo espectacular. Es que, despreciar y discriminar, es una acción tan magnífica, que algunas veces los pájaros cantan al ritmo de "vete a hacer la cena, que tu marido tiene hambre, y te necesita", o que pían cosas como "el primer presidente negro", o que sus alas palpitan susurros parecidos a "míralo, una pareja gay, qué curioso y qué monos".

Muchos, puede que os cuestionéis de qué va todo esto, con tono de incomprendidos, a la vez estando en lo cierto, de que ni yo se de qué va todo esto. No se de qué va el mundo, no se por qué rechazáis a quienes quieren ser vuestros amigos, no entiendo el hecho de echar miradas que matan a personas que no conoces. No entiendo los prejuicios, no entiendo los motes, no entiendo los chistes, ni los racistas ni los machistas, y no entiendo vuestra actitud de no poder llevar en la vivencia las cosas serias.

No se qué pasa si el hombre cobra más que la mujer. Una mujer que, a parte de ser empleada, es ama de casa, madre y solución a problemas emocionales. Una mujer que, muchos defienden que no es igual a nosotros, el sexo masculino. Pero es cierto, nadie es igualitario a nadie, simplemente, es que somos igualmente libres, igualmente diferentes.

No se qué pasa si al extranjero lo echan a patadas de un continente que se caracteriza por ser "democrático". Es sarcástico ver tanta hipocresía entre tantos trajes y corbatas. Es ilógico rechazar a personas por el hecho de venir de unas fronteras que no sean las tuyas. Evidentemente, hay más países donde irse. Sin embargo, no somos quiénes para decidir sobre el destino que se buscan de forma independiente.

Imaginaros que nuestro país es un gran, hermoso por cierto, jardín. Y, en él, toleramos plantar a las rosas rojas, pero no a las blancas, por el simple hecho de ser blancas. Pues eso es lo que pasa actualmente, ven un color y ya juzgan malamente.

Pero ya no por solo un color, también por una una orientación, por quién sientas amor, también por quién te arregle el dolor. También, por creer en otro Dios, o por taparse el pelo, con un velo.
Pero no importa que los demás también se tapen el cuerpo, ni tampoco importa la vestimenta de las monjas, ni la de los vestidos de boda.
También por el tono del cabello, o si no consigues alcanzar esa belleza, para luego llamarte feo. Esa belleza, impuesta por una sociedad en forma de cultura. Qué tristeza. Y por eso digo, que cuando alguien tiene un buen físico que no me gusta, es porque tengo una cultura distinta. Me atraen más las mentes que los cuerpos, creo que con eso es suficiente, aunque mantenga siempre a los dos en cuenta.
Mi lema, será ver a las personas como ideas, y no como a células.


*Escritura recitada:




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