viernes, 25 de marzo de 2016

Oferta de trabajo

Le llegó, le alcanzó esa oferta de trabajo.
Al fin comprendió que debía de machar,
a pesar de que antes necesitaba emplear,
algún que otro esfuerzo proveniente de sus bajos.



Mi padre estaba ausente, sabía que le tocaba, que tenía que partir como un nómada para no volver jamás. Lo conocía, sabía a lo que se enfrentaba, y era, no probablemente el trabajo de su vida, sino el de su muerte.
En cuanto te enteras de la noticia, sabes perfectamente lo que va a ocurrir. Empezarán a llamarlo para pruebas, lo verás decaído por el estrés, tendrá menos pelo, la piel más irritada, y por vivir perderá las ganas. Alguna que otra más cana tendrá entre sus calvas.

Lo sabes bien, ya no es hora de seguir dejando las tareas de la casa para tus padres, ya que uno de los dos está claro que se va del hogar, aunque todavía haya esperanza porque él mismo rechace ese empleo antes de comenzar.
Yo, sin embargo, estaba feliz, feliz por mi ancestro, orgulloso de él, por conseguir sus metas y alzarse contra el destino de manera inquieta. Para mí, él, es todo un símbolo, y, realmente, no se qué será de mí cuando comience su nueva etapa con el curro. 

Y es ahora cuando tengo en mente, y en alma, todos los momentos vividos con mi padre.
Se me viene a la cabeza aquellos ratos en la plaza de toros aún cuando yo era partidario de la Fiesta nacional, o aquellos periquetes que se iban en un santiamén jugando con la pelota, o cuando me reía de él porque no sabía jugar a la consola. O las veces donde hace años montábamos el belén de Navidad.

Puede ser, que lo bueno de la vida sea que nada dure para siempre, y que, aprovechemos lo evidente para existir intensamente. Puede ser que todo se vaya y nada llegue, como la felicidad, que parece intermitente.
Puede ser que sea un cúmulo de cosas por las que escribo, aunque mis lecturas contengan un solo tema donde me explico.

Los días pasan, y la fecha se va acercando, es como cuando esperas tu cumpleaños, solo que al contrario. No quieres que llegue el gran día donde todo lo pierdas, y haces lo que sea, lo que sea, por poder hacer de Cronos, aunque sea por unos minutos, y manipular las etapas a tu favor y obrar para  que todo gire en torno a tus preferencias.

Las náuseas aumentan, los vómitos se disparan, parece que mi padre se pone más nervioso por encontrar una respuesta ante la existencia antes de irse. Parece todo un chiste hecho mediante metáforas, aunque yo siempre fui más de anáforas, o de rosas que se regalan el día de los enamorados.


Hay veces que me altero, que pienso por qué mi ascendiente no se para a pensar el por qué de las cosas, y tengo discusiones con él porque filosofar cree que es una pérdida de tiempo.
El hecho de todo fue que tenía razón, porque él necesitaba vivir, y no ponerse a decir que por qué existimos.

Hay otras veces donde se pone muy malo, se le inflama la boca, la comida no le sabe igual, y pierde la autoestima. Yo le animo pensando que dentro de nada estará en un lugar mejor, y él asiente diciendo que está harto de tanto dolor.
Me pide perdón por ser tan mal padre, yo le digo que no se preocupe, que nadie nace perfecto ante la mugre, y que todo es perfectamente imperfecto. Importante nota la que me dio, me dijo que, en la vida, me limitara a ser yo.
Le respondí que por qué me lo decía de forma tan precipitada, y él me contestó que en nada se marchaba.

Yo pensaba que su trabajo nuevo iba a ser el de médico. Me decía casi siempre que debía ir al hospital a probar sus habilidades. Comprendo, ahora que no está, que no se trataba de un empleo, sino de una enfermedad.

Y ahora es cuando me pregunto, ¿y si el cáncer fuese una oferta de un puesto para poder obrar en algo aún mejor?
¿Y si el entorno no fuera tan negro como nos lo pintan? ¿Y si estoy intentando ser un niño, ver las cosas de forma infantil, con la intención de intentar filosofar? ¿Y si nuestra actitud decidiera la mayoría de cosas que nos pasan?

Se dice que los niños cuentan la verdad, pero el de mi historia, se limitaba a contar lo que veía, sin pararse a preguntar si el trabajo mataba, explotaba, o incluso enfermedades creaba.




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