lunes, 7 de diciembre de 2015

Ya no hay nada

Somos bestias, sin modestia, acaparando miradas fijas que en la calle se encuentran.
Animales sin furor, calmados por la razón, pero activados por dolor. Olor que se desarrolla en cada esquina, fuera de la civilización, es el miedo a creer que algo no tiene solución, deja que el temor gima.

Y ya no hay nada, se acabaron las sonrisas que hasta la piel palpaban, ni siquiera los guías hablan, que te iluminaban, que te decían "por ahí no", para luego hacer caso omiso y caer en el error.

Ni guías ni mesías, nada tiene armonía, todo igual a hipocresía. No hay amor, tan sólo cuatro perdidos que se enamoran por efectos del alcohol. Dicen que el sexo es lo mejor, pero eso no implica pensarlo a cada instante como un violador, "ninfómano", o, en su caso, sátiro. Dicen que mi corazón se tiró por la ventana al verte. Prefirió un pisotón a comprobar una pena que ya no duele.

Pero sigo arriba, me equilibro en una balanza que no está en favor mía, despliego motivación en una sociedad donde la inspiración falta, hasta lucho en el crepúsculo y en el amanecer de la mañana, por si había alguna duda de que las calles siguen mudas.

Te enseño a contar, pero no números, sólo momentos en los que la vida en trance se vuelve cuando todo se complica, es ridículo. Enumera las cantidades de gente que se mueven para votar al que más miente. Mide las adversidades que te encuentres, relata los caminos que cogiste para llegar a ser el que quisiste. Calcula las rendiciones que realizaste para convertirte en un ilustre.

Cuenta respiraciones como un médico cuando atiende a enfermos terminales.
Vuelve a detallar las casualidades del destino, que afectan a todos menos a quien un día te quiso.
Instruye en lo cierto, obsérvalo todo antes de que hayas muerto.

Qué bonito ver como ya no hay nada, ni la letra de canciones que expresaban más que los versos de un poeta. Tan precioso como darse cuenta de que el mundo ya no llora, se acostumbró de una vez a ver a todos en su contra. Ya no te conocía, no percibía tu melodía, es gracioso intuir que el consumo se desploma mientras nos siguen subiendo el IVA.
Estructuras de la mente destruidas y hechas polvo, ya tan sólo nos vuelve la ilusión el dinero y el oro.
Joyas preciosas que llenan vacíos originados por la ignorancia.
La violencia no se queda atrás, nos adelanta por la derecha y sin frenos, que más da, ser pacífico fue una moda, mientras, al mismo tiempo, se hacían bombardeos.
¿Qué me decís de la poca lucidez de las personas? Menos luz en sus mentes que en los políticos neuronas.
¿Y la inteligencia? Eligió la consecuencia de morir al ser usada para maltratar a los que menos tenían para subsistir.
Ni el conocimiento, vencido, fue capaz de plantar cara y sigo, diciendo que la ambición y la confianza faltaban, como el papel cuando el arte llega sin hacer ninguna pregunta.


¿Qué nos quedó? Nada, silencio, la ausencia de algo cuando ya no hay ruido.
Solo quedaron mis ganas, mi esperanzas, que se vierten, porque ya es lo último que se pierde.
Todo se encuentra ausente, nos lo merecemos por no tener dos dedos de frente.











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