Solo sexo

Solo sexo. Noto que escaseo la ignorancia que se me pegó al observar un mundo tan absurdo. 
Solo sexo. Oigo como unos gimen mientras otros sufren. Tan solo penetran cuerpos a la vez que se olvidan de follar mentes. 
Puedes verme quejándome mil veces sobre el amor material, el poseído, pero no hay nada que me de más rabia que el amor malinterpretado, ya que el otro, el romance bien vivido, se queda en el olvido por tan solo un placer de unos veinte minutos. 
Y que si, joder, que joder cuando tienes ganas resalta la piel y te hace hasta obtener un pedazo de esa felicidad o ese cielo que todo el mundo busca de forma tan desesperada, sin anhelo, como si la vida en sí, fuera un puto infierno.


Pero es que, ¿qué hay de las caricias? ¿De las sorpresas? ¿De las cenas? ¿De las noches en las que te abrazas a tu esposa? ¿De las risas entre llantos que parece que se van despacio cuando, por fin, después de un tiempo, ves a esa persona? ¿De las miradas furtivas y tan expresivas con las que buscas comunicarte sin utilizar ni signos ni palabras?

Me quedaría corto haciendo una lista infinita sobre lo que significa el amor en pareja, pero tampoco hay que ir de moralista cuando uno también agradece el placer de vez en cuando. 
Cuando uno agradece sin obstáculos el cariño recibido por alguien que empieza a conocerte, por esos besos robados que hace una persona a la que amas por poder explorar un poco más tus labios.
Por los abrazos cuando te ves solo ante la vida, pero que hay un ser que te acompaña en la soledad amarga, incluso por esas conversaciones de quedarte hasta madrugada hablando sin ni siquiera poder ver cómo se va el tiempo de rápido. 
Pero no hablo de conversaciones a través de móviles, de ordenadores, de tablets, de smartphones, ni de la madre que los parió. Hablo de quedarte en una cama con la persona que deseas, pero no haces nada porque sientes tanto hacia ella que necesitas que el presente pase de la forma más lenta posible, ya que no quieres irte y estar sin él. Para mí eso también sexo es.

Un exceso de compañía, de cariño, de amor, de demostraciones recíprocas, también lo veo algo erótico, algo simple a la par que complicado (en entregarte), algo tan perfecto que te pasa pocas veces en tu paso por el camino de la existencia. Una esencia tan pura y viva como la vida misma. Una locura, la más grande de todas, porque si no es una locura, si no es algo por lo que merezca la pena morir, si no es algo que te haga de todo sentir, si no es algo que te llene completamente y no sepas ni cómo explicar tal sencillez, quizás es porque tan sólo sea sexo.


Dicho queda, no hay por qué rechazar esas ideas de lujuria, que a todos nos gusta, no hay razón para decir que no quieres, no hay motivo para decir que te desagrada o que no quieres hablar de ello por vergüenza, por miedo, o por temor a ser criticado como una ninfómana o un sátiro.

El amor es completamente libre, ya que amar no tiene condiciones, factores, ni definiciones. Así que, después de dar toda una opinión, si quieres coger a tu amante y solo darle lo que quiere como un perro que se sienta, mirándote con cara de artista, rogando un plato de comida, hazlo, no te lo pienses. 

Aunque ruego a los vientos que un día dejemos los estereotipos absurdos y también queramos dar placer a los feos, a los gordos, a los asquerosos que supuestamente están muy integrados, pero que luego rechazamos por miedo a lo que piensen de nosotros, ¿no?

De esta forma, dale pasión a quien quieras, no temas, porque vivir es la experiencia que siempre podremos volver a contar. Aunque solo sea sexo.
Y, finalmente, quiero decir que me importa una mierda si quieres una noche de pasión, unas horas, o unos minutos. Sólo ama, vive, siente padece, abre tu mente, y engrandece tu ser como si no hubiera mañana.


Solo quiere.
Quiere como yo amo, como yo estoy enamorado de mis amigos, de mi familia y de mí mismo.
Solo quiere.