jueves, 28 de abril de 2016

Raros


Te golpeo, y no volverás a hacerlo.
Te dejo en el suelo, y yo sin remordimientos.
Te ataco y acribillo, con disparos de silencio.
Te asfixio, sin usar ningún vocablo.

Hombre que aprende a ser fuerte,
teme que todos se rebelen en su ser,
entiende que no todo es tener poder,
y achaca con su callar impertinente.

Son mudas frases que rugen buscando un oyente.
Son callares que intimidan hasta al más resistente.
Es lo que oyes cuando estás solo. Cuando, 
te dicen que el dolor se irá dentro de poco.

Es el sentir de toda una especie,
que viene y va sin estar ausente.
Es lo que escribo, que lo siento dentro, tan dentro,
que esto es como un puñal que sale del fondo.

Honda es la violencia que se emplea.
Profunda y densa es la marrón tierra.
No sabéis lo que es ver, que contigo no cuentan.
No podéis apreciar esta belleza, 
de sufrir porque con el resto no encajas.

Son golpes que se asemejan,
escozor del aguijón de abeja,
que tengo corriendo por venas.
La rabia que me llega, y no se va.
La tristeza que me da, y no cura.

La noche es mi hogar, me ayuda a camuflar,
mi cara y mi andar. Me guían para tocar,
el alma y mi música. Mi voz que se alza,
para llegar a alcanzar, la integridad con los demás.

Si escribo con faltas de ortografía,
es porque fallo en las acciones del día.
Quiero que se me vea humano, y no idílico.
Quiero que la gente me vea uno más y no inhumano.
Quiero que vean que soy normal, y no un monstruo.

El llanto es el pájaro que se esconde entre las ramas.
Se llega a oír, pero no a apreciar.
Quizás, porque puedes saber alguien como está.
Pero no preguntas, porque mi vida no te interesa.
Quizás porque no se oye intensamente el llorar.

Unos prefieren decidir morir,
sin el elixir del resistir al vivir,
sin la elegancia de la diferencia.
Sin la arrogancia yo venía de la existencia,
pero solo encontré aferrados egoístas,
dispuestos a cargarse esta realidad inmensa.

El sistema es la caja de engranajes que funciona,
con el movimiento constante de las agujas,
que no cesa, para, ni se detiene. Solo se erosiona.
Humanidad que hace heridas con palabras,
y que luego se va preguntando qué iba mal.

Es la paradoja que a algunos reconforta,
Es el camino que escogen unos, y que toman otros.
Es el tabú del desprecio y ser insensible.
Es lo que hacen de forma inconsciente.
Es la marginación hacia quiénes no tienen dueños.
Son tan únicos, que nadie les domina.
Son raros, somos. Y nos hacen daño,
quieren vernos, debajo del subsuelo.
Yo soy yo, y tú eres como el resto.
Yo soy independiente, y tú un muñeco.


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